martes, 18 de julio de 2023

"EL HORRIBLE SINIESTRO DE UN TREN-CORREO EN EL PUENTE DE SAN JORGE EN L'AMETLLA DE MAR (TARRAGONA), AÑO 1872".

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE TARRAGONA:

Por: JUAN E. PRADES BEL, "crónicas", "humanidades". ("ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…

(Temáticas): DATOS PARA LA HISTORIA DEL MUNICIPIO DE L'AMETLLA DE MAR.

"EL HORRIBLE SINIESTRO DE UN TREN-CORREO ACCIDENTADO EN EL PUENTE DE SAN JORGE DE L'AMETLLA DE MAR (TARRAGONA), AÑO 1872".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN: 

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: 

(Documento del año 1872): LA NACIÓN, DIARIO PROGRESISTA. (Madrid. 1849). Jueves 12/9/1872, páginas 1ª y 2ª. "Los periódicos de Barcelona y Valencia dan ya pormenores sobre el horrible siniestro del tren-correo que tan honda sensación ha producido. He aquí la triste relación del Diario de Barcelona: «Los periódicos de Barcelona y Valencia dan ya pormenores sobre el horrible siniestro del tren-correo que tan honda sensación ha producido. He aquí la triste relación del Diario de Barcelona: «Los pasajeros y correspondencias del tren-correo de Valencia que debían llegar á esta capital ayer á las diez de la mañana, no pudieron verificarlo hasta las seis de la tarde en un tren de mercancías, por no haber podido atravesar los trenes el torrente de San Jorge que pasa por la propiedad del Sr. Deas, donde acaeció la catástrofe de que tanto se habló ayer tarde en esta capital.

La catástrofe tuvo lugar á las once de la noche del sábado al domingo. El mencionado torrente llevaba un caudal considerable de agua que el fuerte oleaje impedía desembocar en el mar, con lo que fue socavando uno de los estribos del puente. Al llegar el tren, aquel se hundió cayéndose la locomotora de una elevación de ocho metros, y los wagones detrás, unos sobre otros, quedando únicamente en la vía el coche-freno en el cual iba el guarda-freno y cuatro guardias civiles que quedaron ilesos. Tampoco recibieron daños unos ocho ó diez pasajeros que iban en un coche de tercera clase que quedó encima de los otros. Los demás pasajeros resultaron heridos ó muertos en el acto, pereciendo ahogados el maquinista, el fogonista, el conductor, todos los empleados de la empresa y varios pasajeros de los primeros carruajes que quedaron todos destrozados. El número de muertos y heridos entre los viajeros es difícil fijarlo: hácese, sin embargo, ascender á 15 de los primeros, y se asegura que es todavía mayor el de los segundos.

Entre los muertos se cita al general Smith, a un caballero de nombre Ezpeleta y á dos viajeros franceses, y entre los heridos al general Andía, que lo esta en un pie de poca gravedad. Las olas han arrojado á la vía á uno de los cadáveres. El temporal fue tan grande, que la máquina de auxilio salida de Tortosa poco después de la catástrofe no pudo llegar al sitio de la misma por estar la vía completamente inundada.

Esta causa, y lo desierto del punto donde ocurrió el hecho, motivaron que no se pudiese prestar auxilio á las infelices víctimas hasta las cinco de la madrugada de ayer. El cuadro que al rayar el alba se ofrecía á la vista era aterrador. La primera operación que se practicó fue la de estraer de entre aquel montón de maderos, astillas y cadáveres las personas que habían quedado con vida, prodigándose en seguida los auxilios que su respectivo estado requería.

El número de viajeros que salió de esta ciudad en el mencionado tren fue aproximadamente de 35; los que acostumbran subir en las estaciones intermedias de la línea, se calcula en un promedio de 15 á 20; eran por consiguiente, exageradísimas y destituidas de todo fundamento las voces que se propalaron ayer tarde haciendo ascender á centenares el total de muertos y heridos.»

—Las Provincias de Valencia da más estensos detalles, que también reproducimos, porque todo lo que á este horrible suceso se refiere debe escitar poderosamente la atención: «Anteayer noche estalló una espantosa tempestad en la costa, que abarcaba una estensa zona desde Tortosa á Tarragona. La tormenta era de una fuerza pocas veces conocida, cruzando el espacio á la vez un sin número de exhalaciones, hasta el punto de que en el trayecto que comprendía, las chispas eléctricas inutilizaron once aparatos telegráficos, y fundieron varios pararrayos en las estaciones de la vía férrea. Al mismo tiempo las nubes descargaban un aguacero cual

solo se conoce en los países tropicales, aumentando las tristes condiciones de aquella noche fatal,

Siguiendo su itinerario fijo, el tren-correo, que de Barcelona viene á nuestra ciudad (Valencia), seguía su marcha en medio del horroroso temporal, y llegó sin novedad á la estación de Hospitalet sobre las diez de la noche. Marchó á los pocos momentos, y al hallarse á unos cuatro kilómetros de Ametlla, en el kilómetro 230, llegó al barranco de San Jorge, donde ocurrió la catástrofe. Antes y después de este barranco formado por dos laderas accidentales, la línea sigue por desmontes tallados en la roca, enlazándose por un terraplén de unos 150 metros de longitud, en cuyo centro se abre un pontón de fabrica para dar paso á las aguas. La lluvia en aquel punto era espantosa, cayendo en torbellinos una verdadera manga de agua que los relámpagos continuos alumbraban con siniestro resplandor. Cuando el tren hubo pasado el pontón, hundiéndose repentinamente la máquina, arrastrando tras sí los demás carruajes que componían el tren, escepto el furgón de la cola que quedó sobre la vía, y un coche de segunda donde iba el correo y cuatro guardias Civiles. Este carruaje tuvo la suerte de que se rompiese la amarra que enlazaba con el coche anterior, y quedó casi pendiente en el aire sujeto por el furgón.

Lo que pasó en aquellos momentos, ni es posible describirlo, ni lo saben los mismos que iban en el tren y se han salvado. La causa del hundimiento fue que la manga de agua había desmoronado y arrastrado la orilla de  Levante de la vía, produciendo la inesperada catástrofe, pues parece que muy poco antes había pasado sin novedad un tren de mercancías. La elevación del terraplén en aquel punto es de unos siete metros.  

Se nos hacen grandes elogios del comportamiento de los cuatro guardias civiles, que se portaron heroicamente, lanzándose inmediatamente del carruaje en que iban, y acudiendo á salvar á los que con lastimeros ayes demandaban auxilio en aquella soledad y en medio de la terrible tempestad.

El Sr. Andía, segundo cabo de la capitanía general de Cataluña, á quien el gobierno había llamado á Madrid, es uno de los viajeros que afortunadamente se han salvado, é inmediatamente hizo que el guarda-freno, único empleado del tren que ha sobrevivido á la catástrofe, marchara á Ametlla en demanda de socorros.

El alcalde de esta población, con una pareja de guardia civil, algunos carabineros y varios vecinos, acudió inmediatamente, siendo los primeros que llevaron algún consuelo á los desgraciados heridos.

La empresa de la línea férrea ha hecho también los mayores esfuerzos por aliviar su situación, espidiendo cuatro trenes, todos ellos con botiquines, facultativos y el personal que pudo reunir en tan angustiosos momentos.

El primero de los trenes que llegó fue el de Tortosa, después dos salidos de Tarragona, y últimamente uno que marchó de Valencia, donde fueron además los ingenieros y el material necesario para la reparación. Nada podemos decir respecto á las desgracias ocurridas, pues las noticias recibidas no las detallan. Sábese que de los empleados del tren solo se ha salvado el guarda frenos de que hablamos antes, pereciendo los demás, víctimas de sus deberes.

Parece que se habían estraido cinco cadáveres, entre ellos el del general Smith, noticia que confirman telegramas que recibimos de Madrid. El general Smith había sido electo senador de Tarragona, y con este motivo marchaba á Madrid. Los heridos que se habían curado parece que son unos treinta, muchos de ellos leves. Algunos llegaron anoche á Valencia, y otros se han detenido en las ciudades del tránsito. No podemos ser estensos á la hora en que escribimos, ni fuera prudente consignar detalles sobre los que no hay completa certeza. Al dar cuenta de esta catástrofe lamentable, debemos recordar que en veinte años que están establecidas las líneas férreas valencianas, es la primera desgracia que ha ocurrido ¡Ojalá sea la última mientras exista!»".

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

- La desembocadura del barranco de San Jorge se adentra junto con sus aguas en el mar, es un espacio natural e idilico si no hay lluvias ni tormentas a la vista. Las aguas torrenciales del barranco han esculpido una ría que se adentra en el mar, fue aprovechada y en la actualidad están instaladas en dichas aguas los amarres de parte de las embarcaciones estantes del Puerto deportivo de San Jorge de Alfama (Port de Sant Jordi D'Alfama).

- El Port de Sant Jordi d'Alfama es un puerto deportivo a modo de refugio marítimo ubicado en la Urbanización Marina Sant Jordi en L'Ametlla de Mar (Tarragona).

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

- El Pensamiento español (Madrid. 1860). Miércoles 11/9/1872, página 2.

- La Nación, Diario Progresista. (Madrid. 1849). Jueves 12/9/1872, páginas 1 y 2. 

ARCHIVO-FOTO-IMAGEN: Lugar de la imagen: "PORT DE SANT JORDI D'ALFAMA". Fotografías cedidas por J. E. Prades Bel. 










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